lunes, 10 de septiembre de 2007

...atrapada en La Paz

Cuando se està viajando todo es una sorpresa. Una llega a un lugar y nunca sabe lo que encontrarà por allà. Sì, està bien, siempre se sabe con antelaciòn un poco del lugar, pero es como una radiografìa, ves parte de lo que es, pero siempre hay algo màs. Y al menos yo, cuando llego a una gran ciudad no espero mucho de ella.

Con La Paz, pasò un poco de lo mismo. El camino hacia allà pasa justo antes de llegar por la contigua ciudad de El Alto, a 4.100m, pero su altitud no es lo que llama la impresiòn, sino que al llegar a la zona de la Ceja se ve un valle con forma de embudo en el que se distinguen millones de casitas entre edificios altos y todas las laderas del valle, bien inclinadas con casas de ladrillo que se confunden con el paisaje y parecen que cuelgan de esas paredes resecas.

Increible. Realmente da miedo entrar en esa cacerola de casitas en las que no se ve nada verde, en las que parece que el aire no podrà circular allà abajo, a 3.600m.


Y en efecto entras y eso parece, cuestas y màs cuestas, tràfico, mucho tràfico y caos tìpico de una gran ciudad. Y poco aire... sì, a uno le falta el aire cuando sube por esas cuestas tan empinadas -en parte por la la altitud a la que no acabas nunca de acostumbrarte- pero tambien por el denso humo de todos los minibuses, combis y demàs carros. Luego, como en toda gran ciudad, a uno le cuesta encontrar su sitio... allà donde encontrarse como en casa, allà donde encontrar buena gente, buena comida... pero se va caminando por la ciudad. Eso sì, siempre pensando en organizar un plan tras otro para salir de allà lo màs rapidito posible.


Y asì estuve yo durante unos dìas, saliendo a la carretera de la muerte, a Coroico, a escalar, a subir el Huayna Pichu (6.088m! pero muy facilito), a Uyuni... pero entretanto conocì un sitio: el Carretero.


Allà lleguè gracias una amiga francesa que estaba hospedada... y simplemente fui a tomar una cerveza... y quèbuena honda! Ese domingo acabamos con unos loquitos tomando...

[y como fueon unos de mis mejores momentos del viaje, me dediqué a disfrutarlos y no a escribirlos. En el blog no quedará lo que desde luego permanecerá en mi cabeza toda la vida... fueron tiempo felices, muy felices! :)]

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