Con saudade de Brasil me he adentrado unos dìas en tierras colombianas... y ràpidamente se ha pasado :-)

... la ùltima puesta de sol en agua brasileiras ...

... la ùltima puesta de sol en agua brasileiras ...
Una no se acaba de explicar còmo esa ùnica ciudad que forman la brasilenha Tabatinga y la colombiana Leticia, son tan distintas entre sì y tan distintas a la peruana Santa Rosa, en la otra orilla del rìo. Allì, las tres, perdidas en medio del Amazonas.

Tabatinga conserva sus rasgos brasileiros, con su gente tan locamente alegre, su mùsica de fondo, el barullo, ... Mientras en Leticia te atrapan sus gentes amables, dulces, cariñosas... curioso ese "me regalas...?" cuando van a comprar cualquier cosa... y ese colorido en sus casas y esos rasgos tan diferentes a los brasileiros. Como tambièn los de los peruanos en Santa Rosa, gente màs cerrada por sus calles... parece que les diera vergûenza mirarte.
Lancha ràpida y despuès de un par de horas de ruido de motor: Puerto Nariño... Me ha enamorado. A orillas del Loretoyacü, justo en la confluencia con el Amazonas, se ven unas casitas y un parque.
Pero no nos da tiempo a ver màs... vamos directos a otra lancha donde nos espera Fray Hèctor... no, no es que ahora me haya dado por la religiòn. Hèctor, Fray Revelde, como le llaman, se escapò del monasterio para fundar una pequenha escuela a las afueras de Puerto Nariño y montò unas cabanhas en "el Alto del Àguila"... en ellas, por unas mil pesetas de las antiguas, te sientes como en casa, con toda clase de detalles por parte de este hombre mayor de energìa inagotable, guacamayos revoloteando a tu alrededor en un mirador desde el que se ve la entrada del canal del Tarapoto, licorcito de corteza de un àrbol milenario por la noche, limonada fresquita segùn estàs entrando de vuelta de una caminata, cafecito a tu antojo, una canoa a tu disposiciòn para salir en busca en los botos y los tucuxis o a la captura del jacarè, cacharros para salir a pescar, cabañitas de madera de tejado de palma, en fin, un pequenho paraìso dentro de Puerto Nariño.


casas indìgenas en Puerto Nariño... con su cuidado puente

Un niño puertonariñense... comiendo una de las mejores frutas que he probado hasta ahora... ingà lo llaman en Brasil
El pueblecìn es precioso. Colinas que suben y bajan con callejuelas verdes con un pequenho camino asfaltado (para poder caminar cuando llueve, pues no hay ni un sòlo vehìculo, ni siquiera bicicletas) y casas de madera pintadas de variados colores. Y mucho moviemiento de gente todo el dìa... e igual que en Salvador una se siente como un punto blanco entre negros, aquì todos son bien indìgenas: piel color canela que dicen, impresionantes ojos rasgados, bocas grandes y narices aplastadas.... Che, pive, vihte què relindos?????... como dirìa el argentino.

Un niño puertonariñense... comiendo una de las mejores frutas que he probado hasta ahora... ingà lo llaman en Brasil
El pueblecìn es precioso. Colinas que suben y bajan con callejuelas verdes con un pequenho camino asfaltado (para poder caminar cuando llueve, pues no hay ni un sòlo vehìculo, ni siquiera bicicletas) y casas de madera pintadas de variados colores. Y mucho moviemiento de gente todo el dìa... e igual que en Salvador una se siente como un punto blanco entre negros, aquì todos son bien indìgenas: piel color canela que dicen, impresionantes ojos rasgados, bocas grandes y narices aplastadas.... Che, pive, vihte què relindos?????... como dirìa el argentino.



... las cabañas donde dormimos y el otro guacamayo...
Unos dìas espectaculares en Puerto Nariño. Visitamos alguas comunidades ticunas cercanas a Puerto Nariño, con sus gentes amables, sus mujeres haciendo la artesanìa de la que viven todas las familia, la choza donde se reunen despuès del trabajo a tomar una fuerte bebida fabricada a base de yuca, sus enormes escuelas, ...

... se llama Peluche y es la mascota de una familia ticuna en la comunidad de San Martin... cazan los perezosos adultos y las crias se crian de brazo en brazo de todos los ninhos de la casa...
Y què gozada madrugar y salir tempranito con la canoa, un par de remos y a disfrutar del paisaje y de los delfines: los tucuxis grises, juguetones, brincando... y el boto, rosa, robusto, solitario... ay....y còmo es que hace uno para volver luego a la jungla de asfalto???


Y què gozada madrugar y salir tempranito con la canoa, un par de remos y a disfrutar del paisaje y de los delfines: los tucuxis grises, juguetones, brincando... y el boto, rosa, robusto, solitario... ay....y còmo es que hace uno para volver luego a la jungla de asfalto???

3 comentarios:
...se me olvidò... besotes para ellos y para ellas... se os echa de menos!!!
Nena que fotos, que fotos, que fotos!!!!! muy increibles y bonitas. Petonets
Siter!
como dice María las fotos son buenas, muy buenas.
Pero las letras no son malas tampoco. Escribe más que vamos imaginandonos Brásil y Colombia y mañana Perú según nos lo cuentas. Y da gusto verlo todo desde aquí por tu ventana.
¿La selva decías? Bien. El asfalto todavía no muerde. Aunque a veces pareciera.
Ciao
He.
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