Hoy es mi último día en Manaus y me esperan seis días de barco hasta llegar a la Triple Frontera y salir de Brasil. Tres meses. Parece mentira lo rápido que pasa el tiempo. Veníamos para un mes a Brasil y poco a poco te va atrapando.
Tres meses en Brasil y dos mundos ( y los que me habré quedado sin conocer!). El Brasil de la costa con sus paradisíacas playas de agua caliente, sus caipirinhas, esos cuerpazos de mujeres y hombres tostandose al sol, los morenazos haciendo capoeira, las cachoeiras entre paisajes verdes, las trillas en la floresta, las dunas inmensas de arena blanca con sus lagunas verdeazuladas en el fondo, las grandes ciudades tan distintas unas de otras y los pueblines pequenhos de calles arena... paisajes espectaculares como telón de fondo de gente tan peculiar como los indígenas Pataxoes dedicados al artesanato en sus cabanhas dispersas en la beira del mar, los cazagringas del Pelourinho o de la praia dos Coqueiros, el pescador de la praia dos Golfinhos de Pipa que vé cómo poco a poco el turismo le encarece su vida, el chavalín del bus que vuelve de trabajar como cocinero durante más de doce horas al día y aún le quedan otras dos para llegar a casa con el tiempo justo de dormir y viajar al día siguiente otras tres horas hasta el restaurante, para cocinar otro día más, como hace cada lunes a domingo durante ya tres anhos, sin un sólo día de vacaciones porque se los vende a sus patrones... eso sí, ahí está en el bus con una sonrisa preciosa. Porque en estas tierras, la gran mayoría desbordan alegría y te regalan una sonrisa en cada esquina, o un baile al son del forró, la samba o el pagodé...

... un atardecer en una playa cerca de Natal...

...frutas tropicales...ummm.. como las voy a echar de menos!....

... playas de ensuenho... prais de Pipa... con la Karraka y Deva y Adam...
y los delfines nadando a pocos metros...

...dunas cerca de Jericoacoara...

... arquitectura en Sao Luis... la humedad se lo come todo...
Todo ésto sin olvidar nunca la miseria que se ve por las calles, la gente tirada en el suelo o la basura y olores pestilentes en cada rua, los ninhos pidiendo, las casas ennegrecidas por la humedad y semiderruidas o con árboles que asoman a través de sus ventanas, o todas esas calles con buracos (agujeros) y aceras imposibles o los cabrones de los mosquitos como el que tengo ahora mismo sobrevolándome después de tres picotazos y no consigo matar!!!!
Y otro mundo, el Amazonas. Impresionante la vista de la selva desde el avión y de ese río color café con leche con forma de serpiente y ahí en medio los edificios de la ciudad de Belem. Una vez en tierra lo cierto es que parece una ciudad más en la beira del mar. Porque el Amazonas a mi se me escapa un poco del concepto de río que tenía hasta ahora (hijoputa el mosquito... se las sabe todas, no le cazo ni pa´trás).

... atardecer en el Santarem...
El viaje en barco por el Amazonas es una experiencia inolvidable. Lo primero porque una no sabe cómo se las va a apanhar para dormir entre ese amasijo de hamacas unas junto a otras, tanto, que cuando una de ellas se balancea, el movimiento llega hasta cuatro o cinco hamacas màs allà. Y ademàs tiene su truquillo pillar la postura adecuada para no pasar la noche con los pies y la cabeza en alto! Los tres dìas de barco que echamos entre Belem y Santarem se pasaron volando...casi casi llegamos hasta el punto de estresarnos porque se te iba pasando el dìa y veìas que no te daba tiempo a hacer todo lo que querìas. Leer un poquito y escribir algo en los ratos libres. De lo mejor, las charlas con la gente tan variopinta que encuentras entre las redes. Algùn que otro gringo como nosotros, entre la gran mayorìa de locales. Viejillos que te cuentan su vida. Un cafecinho de esos super dulces que te regalan en cada esquina en Brasil. Risas con un grupillo de hombres que se dedican a imitar còmo baila el de la rede de al lado... y es que no tiene pierna; luego me entero que es que le dispararon al intentarle robar y se la tuvieron que amputar... pero el tìo se descojona tambièn y les ensenha a bailar. Buenas charlas con mi colega Ormenio mientras nos balanceamos en la rede y se oye a Adam cantando por detràs la dichosa cancioncita... love is in the air....... la hora de la comida!!!!!!! sales corriendo para el comedor: arroz, feijão, ensalda y carne o pollo, como cualquier dìa en la comida de todo brasileiro... aun no sè còmo no me he cansado de tanto arroz con feijão!!!. Màs cafecinho. Y te quedas atontado mirando el paisaje... engancha. Es complicado explicarlo: agua y màs agua.. y al fondo àrboles y màs àrboles. El barco suele navegar pròximo a una de las orillas, asì que hacia el otro lado, allà a lo lejos, se ve una lìnea de lo que parecen pequenhos arbolitos, pero de este lado da para ver arbolotes bien grandes, algunos de ellos con parte del tronco sumergido en el agua, porque estamos en època de lluvias y el nivel del [lo matè :-)! jeje ... pero ya estaba bien inflado de sangre!] rìo sube bastantes metros hasta dejar el rìo apenas sin playas, con la vegetaciòn sumergida y las casas con el agua en la puerta. Àrboles grandes y màs pequenhos, de copas anchas muy ramificadas o pequenhos, entre ellos palmeras de açai, curitì,... muchas de formas muy diversas.. y de pronto un àrbol repleto de flores rosas o amarillas da un poco de color a los cientos de verdes. Al rato aparece una entrada de agua hacia la tierra, otras veces el rìo por el que vamos navegando, enorme, se une a otro tan inmenso como èste... o aparecen islas en la mitad del rìo. Y hacia delante y hacia atràs... agua y màs agua. Curioso es cuando a veces, allà adelante en el horizonte, se juntan el rio y el cielo como una ventana entre la lìnea de vegetaciòn y parece como si allì acabase el rìo en una cascada...(la tierra es redonda?)

... casitas a orillas del rìo...
Y entre tanto verde, de tanto en tanto, aparece una casita en la orilla del rìo... y da para ver a sus gentes que nos observan y una se preguntan què pensaràn . Parecen felices con su vida al dìa, su canoa, su pesca, todos esos hijos... y la gran mayorìa, eso sì, con su antena para la televisiòn... imposible perderse el culebròn de la tarde y el de la noche...paraiso trooopical.
Otras veces se deja ver un pueblecito, o alguna escuela entre los àrboles a la que los crìos llegan en canoa y se juntan a charlar en un pequenho muelle como cualquier otro lo harìa en el patio del colegio.
Asì se te pasan las horas en el barco, contemplando el paisaje mientras charlas con alguien o te tomas una Skol (la cerveza por excelencia en Brasil) bem gelada en el piso de arriba del barco mientras se escucha de fondo a los Solteroes del Forrò. De pronto ves allà adelante una canoa con ninhos y al pasar reman ràpidamente y sin explicarte còmo alcanzan el barco y se amarran a èl. Son dos o tres crianças las que suben a bordo para vender unos camarones que pescaron o unos maracuyàs o ingàs (vainas con frutos dulces, acuosos, sabrosisimos) recogidos de cualquier àrbol. Ninhas indìgenas guapìsimas y con unos mùsculos en los brazos que alucinas... pero claro, lo entiendes cuando te cuentan que para ir a la escuela (los que van) tienen que remar màs de una hora, o para pescar, otro tanto... y ya no digamos para llegar al puesto de salud màs pròximo. Vida dura la del rio!

...crianças divirtiendose con la canoa...
Pasamos cuatro dìas en el rìo... uno de ellos mi cumpleanhos, con tarta improvisada por las meninas (què rica!) y viendo espectaculares puestas de sol y algùn que otro madrugòn para ver salir el sol...con el cielo rojo... o gris si tocaba lluvia.... que tambièn pillamos alguna que otra buena tormenta. Ah! y delfines de rìo... tucuxis grises y el tranquilo boto, el delfìn de rìo rosa , màs tranquilo... hasta que sale del agua... (dejo para otro dìa la leyenda del boto).

... amanece en el barco...
En Santarem hemos pasado unos de los mejores dìas con Cris... tan locuela como siempre... corriendo a Alter do Chão, pueblecito a orillas de Tapajòs donde pasamos un par de fines de semana con unos colegas suyos... buena companhìa, buen churrasco, casas de ensuenho a orillas de rìo, paseos en barca, helado de tapioca, açai, castanha do parà, gente interesante entre gente rara... buenos dìas.

De Ater fuimos a recorrer las comunidades indìgenas de la beira el Tapajòs... toda una experiencia recorrer caminando las comunidades y ver còmo vive la gente. Familias de muchos hijos que viven en pequenhas casas hechas de hojas de palmas, sin electricidad, aranhas grandonas,àrboles de seringa con la que fabrican coloridos bolsos, base de la economìa de Maguarì, trabajo duro el de la farinha pero que les da bastante dinero, ninhos de ojos rasgados que se divierten con cualquier cosa, partido de futbol a la tarde (no podìa faltar!), los hombres bebiendo pinga, las mujeres lavando en el rìo, mujeres vendiendo artesanato hecho con semillas, ...
Y lo mejor, la escapada que hicimos a ver dònde trabaja Cris. Increible el sitio, el campameto que tenian montado en medio de la selva, el dormir allà con todos esos sonidos por la noche, el comer carne de porco do mato con farofa, beber agua de las lianas para quitarse la sed porque no habìa llovido... bonito, bonito, pero què duro!! menudo trabajo el de Cris, acabamos agotadas... aunque luego pudimos tomar un buen... banho do porco (vamos, una ducha en un charco donde se banhan los porcos) para intentar quitarnos un poco del fastidioso mucuin, que pica de màs por la noche y alguna que otra garrapata que aun no nos habìamos quitado. Monos aulladores a la vuelta a la comunidad y una hora de caminata bajo una lluvia gigantesca en medio del mato. Increibles los dìas con Cris y sus ayudantes y luego en Pedreira comiendo tortuga cogida en la selva y... algo para no repetir, el camino de vuelta de la comunidad: tres horas de moto por un camino infernal entre charcos, barro, caìdas de la moto, ay...Cris, cuidate esa pierna!... luego a dedo hasta Santarem y acampada delante de la casa de Viviane (menuda mujer!... creo que he encontrado poca gente tan generosa como ella!).................. buenos dìas aquellos......... gracias Cris!!!!!!

...companheras de cuarto en Maguarì...

... el campamento en medio del mato... las hamacas para dormir, la cocina a la derecha bajo un techo de hojas de palmeras, la mesa hecha con troncos...
...en Pedreira, Cris y los ninhos de la casa donde vive... y las motos para volver a Santarem...
... se me olvidaba contaros que fuimos a dormir una noche a una torre de 30m en medio de la selva, desde la que se podìa ver la copa de los àrboles.. y supongo que una bonita puesta de sol... si no nos hubiese caido el tormentòn del siglo.... aquì la artista del grupo, Deva, hizo un retrato bastante fiel de la torre, con las cuatro (Bàrbara, Deva, Cris y yo) y el tormentòn vivniendo... y nos alcanzò de pleno... empapadas hasta las bragas esperamos a que pasase el tormentòn, se nos hizo de noche y asì bien mojaditas, pasamos una bonita noche en lo alto de la selva.... una pasada la cantidad de estrellas que habìa cuando llegò la calma.... y una pena que no encontramos ninguna onça en la caminata nocturna que nos hizimos Cris y yo............. y allì nos despedimos de ella
... Cris y la Karraka en la torre al atardecer antes de que empezase una tormenta gigantesca...